Un asesinato ritual del Estado Marciano, con un pingüino
de rodillas, y decapitado por dos extraterrestes, que filmaron la escena tras un
sermón en jupiteriano, estremece a toda la región invernal. Los hombres
espaciales, que ya conquistaron la Antártida, van por más y planean tomar
Groenalandia.
Diversos pinguninos estaban entonando el gran himno de
la raza: “Oh, yo soy groenlandino, soy soldado del pingüino”, cuando los
bicharracos del espacio los hirieron con rayos laser y degollaron a uno de
ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario