Era un día como lo fue este, un poco frío (algo muy extraño en nuestro país) y muchas personas festejando.
Yo, con mis 85 años y mis enfermedades, tengo cada vez menos recuerdos de mi vida, pero se que hay un día que jamás voy a olvidar, un día que fue tal la intensidad con la que lo viví, que mi memoria nunca podría permitir que se vaya. Sin embargo, no soy de esos que confían en su memoria, y aunque esté seguro de que no voy a olvidar nada de lo que sucedió el 11 de Junio de 1964, prefiero escribir estas líneas antes de que mi muerte se las lleve.
Esa mañana me levanté con muchos dolores, las batallas que se habían venido dando entre nosotros y los españoles me habían producido molestias que jamás había sentido. Sin embargo, jamás podré dejar de agradecerles a mis dolores, porque supongo que fueron ellos los que esa gran noche me hicieron delirar, me hicieron encontrar en lo que parecía ser una "pesadilla", la clave de la independencia.
Me apresuré a salir del lugar donde estaba durmiendo y corrí al laboratorio del país, ese lugar donde los españoles habían inculcado el temor torturando a gente nuestra. Había rumores de que algunos de estos españoles eran científicos y que uno de sus extraños experimentos había funcionado, que una de las personas que entró allí se había convertido en una horrible mezcla entre ser humano y mosquito, un Hombre-Mosquito.
Rápidamente llegué al laboratorio y sin miedo a nada, porque sabía que estábamos cerca de perder la guerra, comencé a disparar para todos lados.... Hasta que vi que el lugar estaba desierto. Con mucho silencio recorrí todo el lugar y, después de unos minutos, me iba a ir resignado, hasta que escuché un grito. Era el salvador, era el Hombre Mosquito.
Fui a liberarlo, me contó que estaba hacía unas semanas encerrado allí, pero que les había generado tanto miedo a sus propios creadores, que no pudieron ni siquiera seguir viviendo en ese lugar. Salimos de allí, y logramos, gracias a la parte de la historia que ya saben (Picadura histórica al jefe del ejército español, Marcelo Gargajo), la libertad mas grande que cualquier país podría haber logrado.
Hoy se que me quedan pocos momentos de vida, pero moriré con la felicidad de que el Hombre Mosquito logre, este año, su novena reelección.
Por Ángel Lombardi